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martes, 13 de diciembre de 2011

Puerto Rico tiene una economía minada por la droga

El dinero que genera el narcotráfico en la Isla ha exarcebado el consumismo, ha creado una actividad económica artificial y ha evitado que miles de personas, particularmente jóvenes, se integren al mundo laboral formal.
De igual forma, el lavado del dinero obtenido de la compraventa de drogas ilegales distorsiona el uso de los recursos colectivos que tiene Puerto Rico y hasta resulta en precios más altos a los consumidores, opinaron expertos.
El profesor de finanzas Antonio Fernós Sagebién explicó que el narcotráfico es como cualquier otra actividad económica en lo que supone movimiento de dinero o creación de empleos directos, indirectos e inducidos.
“Los narcos van al cine, echan gasolina y compran en Costco”, dijo el profesor de la Universidad Interamericana.
“Ciertamente, algunos comercios no existirían en Puerto Rico”, reconoció, por su parte, Arturo Carrión, al indicar que las actividades comerciales son el mecanismo más simple de blanquear dinero del narcotráfico.
El vicepresidente ejecutivo de la Asociación de Bancos de Puerto Rico explicó que en Puerto Rico, las ventas al detal rondarían unos $35,000 millones este año. De esa cifra, unos $17,000 millones se procesan mediante tarjetas de débito o crédito. La diferencia, es decir un 51%, serían ventas en efectivo. Esta cifra resulta llamativa, si se toma en cuenta que la mayoría de las transacciones comerciales con dinero producto del narcotráfico se realizan en efectivo.
Según Fernós Sagebién, el alto nivel de consumismo que existe en Puerto Rico ha convertido a la Isla en un eslabón en la cadena de suplido global. En la medida en que la actividad económica se derive menos de la producción de bienes y más de la actividad de servicios, como sería el comercio, se estimula el tráfico de mercancías y ahí se incluye la droga, explicó.
“Esto genera una burbuja artificial desde el punto de vista social, por las presiones que supone el consumismo a todos los niveles. Hay una inyección directa de fondos al consumo. Para ciertos grupos supone unos estándares (de vida), pero para otros es subsistencia”, explicó Fernós Sagebién.
Sinónimo de blanqueo...
De acuerdo con el economista José Joaquín Villamil, en aquellas economías en las que el mercado de la droga es importante, va a haber una cantidad importante de blanqueo de capitales, lo que redunda en otras dinámicas. Entre estas: la posibilidad de que el dinero del narcotráfico termine financiando actividades terroristas y desalentar la entrada al mercado laboral y, por ende, a la economía formal.
Hace unos tres años, Estudios Técnicos, la firma que preside Villamil, estimó que la economía informal en la Isla oscilaba entre $12,000 millones y $14,000 millones al año. De esa cifra, unos $5,000 millones podrían estar vinculados al narcotráfico.
Ayer, este diario reveló que esa cifra podría rondar los $9,000 millones.
Incentivos distorsionados
Según Villamil, para un muchacho joven en escuela superior resulta más tentador ganar $1,000 o $2,000 a la semana gestionando el punto de drogas, que devengar un salario y asumir las obligaciones de ser parte de la economía formal, lo que al instante provoca una distorsión del mercado laboral.
“Como toda empresa, el negocio de las drogas tiene su jerarquía, pero aun los que no son los jefes ganan dinero”, sostuvo el economista.
A preguntas de El Nuevo Día acerca del incentivos de ganar dinero rápido vis a vis el riesgo que supone la gestión del narcotráfico, Fernós Sagebién sostuvo que quien aprende a convivir en un entorno como el del narcotráfico, no percibe riesgo en ese ambiente sino cuando se sale de él.
“Aun cuando sea para ganar poco dinero, cuál es la alternativa”, dijo el académico. “Quien ha aprendido a vivir en ese entorno conoce los trucos del sistema y lo prefiere porque es la realidad que conoce”.
Por su parte, Villamil explicó que se trata de una conceptualización distinta de la gestión económica.
“En el estudio que hicimos hablamos con dueños de puntos de droga y, cuando les preguntábamos en qué posición ellos se veían en un período de cinco años, se nos decía que en ese negocio (el narcotráfico) no se piensa en largo plazo”, relató el economista.
Según Villamil, otro efecto devastador del narcotráfico estriba en la reasignación distorsionada de recursos públicos y privados para intentar frenar o disminuir esa actividad y el blanqueo de capitales asociado a esta.
Efecto al bolsillo de todos
A manera de ejemplo, Carrión indicó que los recursos que la banca asigna para atajar el blanqueo de capitales suele ser una carga “brutal” para estas entidades y, con todo, no sería suficiente.
“La percepción puede ser que se lave dinero en los bancos, pero la reglamentación es muchísima y el no reportar actividades sospechosas podría costarle la licencia a un banco”, dijo Carrión.
El año pasado, las instituciones bancarias de Puerto Rico radicaron 8,029 reportes de actividad sospechosa (SAR, por sus siglas en inglés). De ese total de reportes, que detallan desde posibles fraudes hipotecarios hasta cheques falsos, unos 6,613 reportes estuvieron relacionados a lavado de dinero, según el Servicio de Rentas Internas federal.
No obstante, Carrión indicó que hay otros mecanismos para lavar dinero y no son monitoreados. Los “negocios pantalla” y ciertos establecimientos de productos de alto costo, donde se procesan transacciones en efectivo de alto valor, suelen ser los ejemplos frecuentes.
Según Carrión, la asignación de recursos para prevenir esas prácticas termina costándole al consumidor, ya sea por aumentos en ciertos productos o por intereses más altos a la hora de tomar prestado.

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